Casi dos horas para no fotografiar a una libélula
La tarde se presentaba tranquila y me pude escapar a comer a uno de mis rincones favoritos. Es una pequeña charca, muy escondida, en la que uno puede bañarse con toda la tranquilidad un día entre semana. Y entre otras maravillas, allí estaba la libélula negra, Calopteryx hemorroidalis defendiendo su territorio. Hace años hubiera hecho lo fotográficamente correcto: sacarle un retrato, como este . Quise hacer algo diferente, fotografiarla en su entorno. Allí había una planta con unas hojas que parecían perfectas para una foto con el angular, dejando la charca al fondo. Estaba el problema del acercamiento. Para este tipo de fotografía hay que acercarse hasta casi tocar al animal con el objetivo. Pero no era eso lo peor: la libélula negra tenía que pararse en el lugar elegido. Había otras plantas, pero la foto no quedaba tan bien encuadrada. Cuando yo llegué, la libélula se retiró prudentemente al otro lado de la charca. La primera hora fue para que se acostumbrase a mi presencia. En r