Cayetano Ripoll y el deísmo (II)

Como siempre sin ninguna intención de ofender a los creyentes de ninguna religión, quisiera comentar agunas cosas sobre deísmo, peligrosa herejía por la que Cayetano Ripoll fue juzgado por la Inquisición y ejecutado el 26 de julio de 1826.

El deísmo consiste en opinar que:
1-Dios existe, es único y es diferente del universo (Esto último, sostener que Dios y el mundo son la misma cosa, es panteismo y lo dejamos para otro día).
2-Dios creó el universo y las leyes que regulan su funcionamiento. Pero a partir de este momento ya no intervino más. Esta es la clave.

El punto primero no presenta mayor problema para la doctrina oficial de la Iglesia. Pero el segundo es una grave herejía que contradice toda la historia sagrada. Si Dios no interviene en las cosas del mundo, entonces la destrucción de Sodoma y Gomorra, el diluvio universal y un largo etcétera de sucesos bíblicos no pueden haber sido causados por Dios. Tampoco los milagros obrados por intercesión de Santos pasados y presentes. Todavía más, según los deistas, la oración es inútil, si se trata de pedir favores, por que Dios simplemente no interviene en las cosas de este mundo.

El deísmo es pues una religión poco vistosa, prácticamente cosa de ateos, sin el colorido de los santos ni la esperanza de los milagros. Por eso Cayetano Ripoll, si es que realmente era deísta, debió de suprimir la frase Ave María de sus clases.

Según el deísmo, el mérito de Dios sería haber creado las sutilísimas leyes físicas que gobiernan el universo, de modo que la vida inteligente pudiera haber surgido después en algún lugar. Por ejemplo, si la fuerza de gravedad fuera un más fuerte, tal vez sería imposible la formación de estrellas y planetas en los que pudieramos prosperar. El universo sería (digamos por ejemplo) una triste colección de distantes agujeros negros, o tal vez un vacío absoluto con algunas partículas elementales deambulando como sonámbulas. Y en ningún lugar habría un prado rebosante de flores e insectos zumbando, ni pájaros maravillosos, ni abrazos de enamorados, ni nada parecido.

Sostener que el Universo debe ser de tal como es para que podamos existir, es el llamado principio antrópico y ha dejado de ser tema de debate de teólogos para pasar a serlo de físicos y cosmólogos. A medida que profundizamos en la herejía deísta, vamos dejando atrás las apariciones Marianas y los lanzazos en el costado para acercarnos al mundo de la razón. Con luces y sombras, es cierto: Robespierre, era deísta como Voltaire y Hume, e hizo entronizar en Notre Dame de París una estatua de la "diosa Razón", además de excederse en el uso de la guillotina.

Pero yo no soy deísta.

Como siempre, si alguien sabe más que yo que me corrija. Pero os prevengo: ojo a lo que encontreis sobre este tema en Internet por que lo he estado repasando y hay algunos artículos muy flojos.

Comentarios

nomesploraria ha dicho que…
Gracias por iluminarnos una vez más.
Está muy bien. Pero si no estás de acuerdo con la primera parte del punto 1...
Parece mentira como personas supuestamente inteligentes han dedicado tanta energía y tiempo en discutir cosas (para mi) sin sentido: los grandes concilios, las discusiones teológicas. Me parece absurdo.
Ay, san B. R. !!
Bueno, te dejo que voy a catequesis.

(He trobat una perla, no te la perdis)

Albert
Le Mosquito ha dicho que…
Me gustó.
No escribo más, que aluego me recomiendas editores fotográficos improbables e impertinentes.
;)
Dani R.O. ha dicho que…
yo, gracias a dios, soy ateo, así que debe ser que en la familia vamos mejorando... je, je ;-)

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