Otra modesta proposición
Jonathan Swift solía decir las cosas al revés, pero muy claras y con mucha mala uva, como podrán comprobar si leen su Modesta proposición, que bien podría volver a estar de actualidad próximamente.
Mi proposición es mucho más modesta que la de Swift y se refiere a un método para ahorrar aproximadamente el 90% del gasto en algunas obras públicas. Supongamos que algún cargo público al que llamaremos A decidiera construir -es un ejemplo- un aeropuerto del que no va a salir jamás ningún avión. Y supongamos también que dicha obra, aparentemente absurda, fuera en realidad un pretexto para que un constructor B diera una comisión C -digamos- del 10% a A. Todo esto, naturalmente, son suposiciones y nadie debe darse por aludido pues es bien sabido que en nuestro país jamás han ocurrido esta clase de cosas.
Pero si siguiéramos adelante con nuestras consideraciones, podríamos incluso llegar a pensar que el propósito de la obra aparentemente absurda en realidad no es el transporte aéreo, si no que la comisión C fluya de A hasta A pasando por B.
Mi modesta propuesta sería "legalizar la comisión para evitar la obra". De este modo, se podría gastar el tanto pero ahorrando el ciento. En lugar de gastar 100 para construir un aeropuerto, se da la comisión del 10% a quien sea y ya está. Y no solamente se ahorraría en la comisión, si no también en el impacto ambiental de tanto cemento empleado en obras aparentemente absurdas. Además, al ser legal todo el asunto, se ahorra el gasto en abogados.
Pensarán ustedes que hoy en día "con la que está cayendo", ya no se hacen obras aparentemente absurdas, pero esta misma mañana he visto una.
Mi proposición es mucho más modesta que la de Swift y se refiere a un método para ahorrar aproximadamente el 90% del gasto en algunas obras públicas. Supongamos que algún cargo público al que llamaremos A decidiera construir -es un ejemplo- un aeropuerto del que no va a salir jamás ningún avión. Y supongamos también que dicha obra, aparentemente absurda, fuera en realidad un pretexto para que un constructor B diera una comisión C -digamos- del 10% a A. Todo esto, naturalmente, son suposiciones y nadie debe darse por aludido pues es bien sabido que en nuestro país jamás han ocurrido esta clase de cosas.
Pero si siguiéramos adelante con nuestras consideraciones, podríamos incluso llegar a pensar que el propósito de la obra aparentemente absurda en realidad no es el transporte aéreo, si no que la comisión C fluya de A hasta A pasando por B.
Mi modesta propuesta sería "legalizar la comisión para evitar la obra". De este modo, se podría gastar el tanto pero ahorrando el ciento. En lugar de gastar 100 para construir un aeropuerto, se da la comisión del 10% a quien sea y ya está. Y no solamente se ahorraría en la comisión, si no también en el impacto ambiental de tanto cemento empleado en obras aparentemente absurdas. Además, al ser legal todo el asunto, se ahorra el gasto en abogados.
Pensarán ustedes que hoy en día "con la que está cayendo", ya no se hacen obras aparentemente absurdas, pero esta misma mañana he visto una.
Comentarios
El otro día leí que habían ex-militares de diversas nacionalidades que por 300 euros se liquidan a quien tu le digas.
Asi, a ojímetro, nos ahorramos el 90% de tu presupuesto y solucionamos los "aeropuertos para personas" de toda España por menos del sueldo de un concejal.
Así pues, en el presupuesto de una escuela podía gastarse una cierta cantidad en el epígrafe "gastos de difícil justificación" creo que era un 2%. Y se entendía como algo normal que se lo quedara el director. No había que justificar nada y "subliminalmente"se entendía que se concedía para evitar la corrupción. Pero no funcionó...vaya por Dios, o por Alá.
Ahora creo que en ciertos proyectos científicos o artísticos sigue existiendo ese epígrafe o cajón de sastre presupuestario pero con otro nombre. Creo, no estoy seguro.