Billy Wilder, la existencia de Dios y el misterio del mal
Ya lo dijo Trueba, cuando le dieron el Oscar: "Me gustaría creer en Dios para agradecérselo. Pero sólo creo en Billy Wilder, así que, gracias Mr. Wilder.". Efectivamente, el director, o el guionista, o el escritor, son algo muy parecido a Dios dentro de los universos que han creado. Modestos universos, si ustedes quieren, pero universos al fin y al cabo.
Yo apenas recuerdo la película, la vi hace tiempo y tal vez mi recuerdo borroso sea algo parecido a un sueño. Se lo contaré: Dos músicos de mala muerte, con la excusa de escapar de una banda de mafiosos, se camuflan en un banda femenina de jazz y se van a tocar a una isla que imaginar como paradisíaca. Ridículamente travestidos, la intimidad desenfadada con las chicas les resulta embriagadora. Tal vez ellos nunca habían tenido ese grado de comunicación con ninguna mujer. La cantante, Marilyn Monroe, interpreta I wanna be loved by you, de forma maravillosa (y yo ya debo ser viejo, por que ahora mismo no la recuerdo como una mujer arrebatadora, si no como a un pobre pajarito que en algún momento se cayó del nido y que tal vez, con muchos cuidados, podría volver a volar en lugar de ser devorado por un gato como finalmente ocurrió).
Sucede lo previsible: uno de los dos músicos (Tony Curtis) recupera parcialmente su identidad masculina y la refuerza con el impresionante símbolo fálico de un yate, propiedad de un millonario, un personaje oportunamente difuso que solamente existe gracias al dinero que tiene. Además, hay algo imprevisto, un contrapunto genial: el millonario se enamora del otro músico, Jack Lemmon, que sigue siendo femenino. Para cerrar el ciclo, Dios-Wilder dispone que al final justamente los mafiosos tengan que pasar por allí. En la gloriosa escena final, Marylin y el músico viril se besan en el asiento trasero de una lancha, que el millonario está conduciendo hacia el yate que va a conducirles a esa felicidad definitiva.
La situación es compleja, parece que nos acercamos al jaque mate. Para ellos, el problema no puede tener solución. Hoy en día tal vez hubieran podido salir ambos del armario, caso de haber estado allí. Pero no en 1959. Jack Lemmon se enroca, trata de disuadir al millonario exponiendo una serie de defectos: fuma, lleva tatuajes, tiene malas digestiones, es peluda ... Nada de eso le importa al millonario. Finalmente llega la frase divina:
-¡Soy un hombre, estúpido!
-Nadie es perfecto.
De esta forma genial, inesperada, se resuelve el problema. Si Wilder fue capaz de hacer a los cuatro felices, siendo un simple ser humano, ¿como es que Dios no es capaz de arreglar ni siquiera asuntos relativamente sencillos como el problema de la deuda en Grecia?.
Entramos de lleno en la Teología. Este es el "llamado misterio del mal", uno de los principales problemas de la teología cristiana: un Dios omnipotente, omnipresente e infinitamente bueno, en la práctica tiene el mundo hecho un asco y a la gente sufriendo como cabrones. Sin ir más lejos, el otro día en la sauna un señor prácticamente me contó que quería suicidarse, después de solo cinco minutos de conversación. El misterio del mal ha hecho correr ríos de tinta, y grandes sabios han dedicado libros enteros al tema. Yo les diré mi humilde opinión: o Dios no existe, o no tiene sentido del humor. Que es lo mínimo que se le podría pedir.
Observen, que Marylin y Tony Curtis ya no se ven en el asiento trasero. Sean ustedes felices, o inténtenlo. Nadie es perfecto. Por cierto, la chica de la cinta de al lado tiene un amigo.
Yo apenas recuerdo la película, la vi hace tiempo y tal vez mi recuerdo borroso sea algo parecido a un sueño. Se lo contaré: Dos músicos de mala muerte, con la excusa de escapar de una banda de mafiosos, se camuflan en un banda femenina de jazz y se van a tocar a una isla que imaginar como paradisíaca. Ridículamente travestidos, la intimidad desenfadada con las chicas les resulta embriagadora. Tal vez ellos nunca habían tenido ese grado de comunicación con ninguna mujer. La cantante, Marilyn Monroe, interpreta I wanna be loved by you, de forma maravillosa (y yo ya debo ser viejo, por que ahora mismo no la recuerdo como una mujer arrebatadora, si no como a un pobre pajarito que en algún momento se cayó del nido y que tal vez, con muchos cuidados, podría volver a volar en lugar de ser devorado por un gato como finalmente ocurrió).
Sucede lo previsible: uno de los dos músicos (Tony Curtis) recupera parcialmente su identidad masculina y la refuerza con el impresionante símbolo fálico de un yate, propiedad de un millonario, un personaje oportunamente difuso que solamente existe gracias al dinero que tiene. Además, hay algo imprevisto, un contrapunto genial: el millonario se enamora del otro músico, Jack Lemmon, que sigue siendo femenino. Para cerrar el ciclo, Dios-Wilder dispone que al final justamente los mafiosos tengan que pasar por allí. En la gloriosa escena final, Marylin y el músico viril se besan en el asiento trasero de una lancha, que el millonario está conduciendo hacia el yate que va a conducirles a esa felicidad definitiva.
La situación es compleja, parece que nos acercamos al jaque mate. Para ellos, el problema no puede tener solución. Hoy en día tal vez hubieran podido salir ambos del armario, caso de haber estado allí. Pero no en 1959. Jack Lemmon se enroca, trata de disuadir al millonario exponiendo una serie de defectos: fuma, lleva tatuajes, tiene malas digestiones, es peluda ... Nada de eso le importa al millonario. Finalmente llega la frase divina:
-¡Soy un hombre, estúpido!
-Nadie es perfecto.
De esta forma genial, inesperada, se resuelve el problema. Si Wilder fue capaz de hacer a los cuatro felices, siendo un simple ser humano, ¿como es que Dios no es capaz de arreglar ni siquiera asuntos relativamente sencillos como el problema de la deuda en Grecia?.
Entramos de lleno en la Teología. Este es el "llamado misterio del mal", uno de los principales problemas de la teología cristiana: un Dios omnipotente, omnipresente e infinitamente bueno, en la práctica tiene el mundo hecho un asco y a la gente sufriendo como cabrones. Sin ir más lejos, el otro día en la sauna un señor prácticamente me contó que quería suicidarse, después de solo cinco minutos de conversación. El misterio del mal ha hecho correr ríos de tinta, y grandes sabios han dedicado libros enteros al tema. Yo les diré mi humilde opinión: o Dios no existe, o no tiene sentido del humor. Que es lo mínimo que se le podría pedir.
Observen, que Marylin y Tony Curtis ya no se ven en el asiento trasero. Sean ustedes felices, o inténtenlo. Nadie es perfecto. Por cierto, la chica de la cinta de al lado tiene un amigo.
Comentarios
- "Hablé con mamá. Estaba tan contenta que hasta lloró. Quiere que lleves su vestido de novia. Es de encaje blanco ".
- "Osgood, no puedo casarme con el vestido de tu mamá. Seguro que ella y yo ...no tenemos el mismo tipo".
Si Dios no escribió eso, que venga Dios y lo vea
- Oswood: Mi última mujer era bailarina acrobática, más bien contorsionista. Se fumaba un cigarrillo sujetándolo con los pies... ¡Extraordinaria!... Pero mamá me hizo dejarla.
- Jack Lemonn: ¿Por qué?
-Oswood: A ella no le gustan las chicas que fuman.
Gracias Friko, me alegraste la mañana
Lo que llamamos mal absoluto es siempre un mal ligado a decisiones humanas. Un terremoto, un huracán, no forman parte del mal absoluto porque por grave que puedan ser las consecuencias que acarree, siempre es posible encontrar un bien que le sucede (aunque no necesariamente ese bien sea percibido o concierna a los seres humanos). Al fin y al cabo, la muerte es la condición indispensable para que exista nueva vida.
Si se fija, solo las religiones "sofisticadas", que pretenden poder explicarlo todo con su dogma, tienen problemas con ese argumento. Para griegos, egipcios, mesopotámicos, etc. el problema no existía porque el mal era solo una faceta o condición de la vida.
Y tanto se metió en el papel de Dios que cuando se murió (a los 95 años) se permitió el lujo de morir un Viernes Santo, como Cristo, que también se creyó Dios.
Además, sacó sus 10 mandamientos: “Tengo diez mandamientos. Los nueve primeros dicen: ¡No debes aburrir! El décimo dice: Tienes que tener derecho al montaje final de la película.”
Señor Frikosal, cualquier día de estos Dios le va a llamar por teléfono y le va a decir:
-¡Frikosal!, ¡me está usted hinchando las pelotas de tanto negarme!, modérese y hágase amigo de la chica de la cinta de al lado, que ella sí que tiene fe en mí y le llevará por la cinta del bien.
En otro orden de cosas, para mí la mejor película de Billy Wilder es “El apartamento”, con un patético Jack Lemmon (ahora se le llama “pagafantas”) y una encantadora Shirley Macleine. Si ustedes no están de acuerdo, peor para ustedes, se lo pienso decir a Dios.
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/e5/Billy_Wilders_grave_%28978339409%29.jpg
Muy bueno el post , y sí, Wilder es dios y Lubistch también
...y curiosamente, yo también los recordaba en la lancha a ellos dos solamente.
Otra escena que no olvido es cuando aparece Marilyn, con su ropa y equipaje de mano, y sobre todo, su caminar sexy en el andén antes de subir al tren.
La frase mítica ya hace días que la llevas en tu banner (no sé si se dice así)
(Me alegro que la chica de la cinta de al lado tenga un amigo,... :)
Besos.
B.T.C.M.
Ya lo ves, eso lo confirma: "A nadie le falta Dios"
Palabra de ateo.
Es usted un tipo bastante grande :)
Salutaciones y flores.