Islandia y el eslabón más débil
Foto de Roger Eritja. Al fondo a la derecha estoy yo (de color azul), acercándome a cascada para tratar de obtener un primer plano. Al final la pobre cámara quedó completamente mojada, pero fue una experiencia memorable ponerse casi debajo de esa mole de agua.
Impresionante ola, a última hora de la tarde en la playa de Dyrholaey
En mis talleres de fotografía nocturna comento la importancia de usar un cable disparador de calidad. Este dispositivo, humilde al lado de las cámaras y los pesados teleobjetivos, suele fallar en el momento más inesperado. Hay dos posibilidades: comprar uno cualquiera en ebay o decidirse por el original de la cámara, que suele ser mucho más caro. Yo aconsejo echar cuentas, mirar lo que vale la cámara, el viaje, la posibilidad de perder una foto nocturna irrepetible.. y entonces decidir. Mi primer intervalómetro de ebay se estropeó en la segunda salida, y en Islandia (como para darme la razón) me falló otro cable de marca blanca. Por suerte, llevo el original Nikon, que sigue aguantando a pesar de estar lleno de golpes y arañazos.
Hielo azul y cenizas volcánicas en un glaciar
Todas las cadenas tienen la resistencia de su eslabón más débil. De nada sirve un buen cuerpo de cámara réflex o un caro 70-200 2.8 si la rótula del trípode no es lo suficientemente rígida. Aunque no es tan evidente, lo mismo sucede con las tarjetas de memoria. En la Isla de Pascua vi con desesperación como una de las fotos que había hecho quedaba ilegible después de haber estresado la cámara tirando en ráfaga y verificando el foco de las fotos cuando todavía se estaban descargando a la tarjeta. Para ahorrarme unos euros, había comprado las tarjetas Compact Flash más baratas que encontré. Esta tontería estuvo a punto de hacerme perder dos importantes fotos: la Vía Láctea sobre los moais en Rapa Nui y la Luz Zodiacal sobre el Pacífico. Las dos han sido seleccionadas por la NASA para la página Apod. Desde entonces siempre compro tarjetas SanDisk. Esto no elimina la posibilidad de perder una tarjeta, o de sufrir un robo, de modo que en mi D600 tengo configurada la segunda tarjeta como backup de la primera, y durante el viaje de regreso llevo una de las dos en la bolsa con el resto del equipo y la otra el el bolsillo.
Otro día hablaré de las Auroras Boreales, y también del espinoso asunto de si usar una sola tarjeta muy grande o muchas pequeñas. De momento os dejo con un geyser, pero no uno cualquiera si no el del pueblo de Geysir, en Islandia, el que dio nombre a todos los demás en el mundo.
La tierra hierve en Geysir
Comentarios
Espectacular, como siempre, Skogafoss, pero el efecto de fuerza y entorno hostil conseguido con la ola la supera. Enhorabuena.
Tus fotos, como siempre, espectaculares.
un abrazo
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¡pobre loro!
Yo también prefiero varias tarjetas menores a una sola de mayor, pero también hay que tener en cuenta el tamaño de los archivos y cuestiones de autonomía. Se popularizan cámaras como la mía, que graba archivos de 45 Mb, y que necesitan tarjetas mayores para no quedarte con 36 fotos de margen como en el tiempo de la película. Ah, que nostalgia de cuando lograbas 39 fotos del carrete y quedabas exultante...
Yo estuve hace casi 5 años y sigue siendo el mejor viaje de mi vida.
Flipante la foto del géiser y ¡¡valla paciencia!! porque ese sí que tiene vida propia.
¡Saludos! y muchas gracias por mostrarnos fotos tan bonitas.
...belleza y fuerza.
Besos.
B.N.C.M.