Amy Martin, San Anselmo y el argumento ontológico

Diversas cuestiones me mantienen alejado de la blogosfera. Debo, sin embargo, regresar brevemente para poner de manifiesto las ramificaciones metafísicas del caso Amy Martin. Para quienes me lean desde otro lugar resumiré el caso Martin: entre tantos y tantos escándalos de corrupción (en los que siempre debemos presuponer inocencia), el caso Martin tiene la singularidad de no estar relacionado con la construcción si no con un asunto de naturaleza ontológica.

La Srta Martin es (si este verbo puede aplicarse a ella) una analista americana de prestigio que opina y pontifica previo pago sobre diversos asuntos. Según los medios, las cantidades totales oscilan entre 50 y 120.000 euros, poca cosa en asuntos de ladrillo pero suficiente como para dejar arreglado a un analista, por más americano que sea, durante algún tiempo. El asunto es que al parecer la tal Amy no existe. Sería una patraña, un homúnculo, al más puro estilo Berglund.

¡San Anselmo nos ampare!, yo les propongo como ejercicio que demuestren la existencia de una analista perfecta, siguiendo el argumento ontológico. Si Amy Martin no existe es justamente a causa de sus fallos y sus errores.

Mientras algunos dan por hecho que la Srta Martin es una patraña, otros se asombran de lo atinado de sus reflexiones. Entre tanto, el asunto de las cantidades percibidas parece que no causa maravilla. Nosotros seguiremos no obstante presumiendo inocencia, y de tanto presumir no faltará quien nos llame vanidosos. ¿Alguien se acuerda, by the way, de Ricky Martin?

Estudien metafísica, tal como están las cosas pronto será indispensable para poder leer la prensa.

That's all, folks.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Sencillamente maravilloso ^^

Unknown ha dicho que…
Sencillamente maravilloso ^^
Osselin ha dicho que…
Seguimos sociológicamente franquistas, la política como enriquecimiento i forma de poder.
España es una monarquia bananera y Cataluña un territorio caciquil, donde una mafia "democratacristiana" Opus Dei incluido y algunas migajas de la mafia ziquierdosa se lo comen todo. Mientras, los siervos de la gleba, sobrevivimos apenas.
d:D´ ha dicho que…
El argumento de Anselmo está ya trasnochado teniendo en cuenta que todo lo que es visible, o no; todo lo que es materia, o antimateria, es cuantificable, pesable, medible; por lo tanto contingente, aunque no por ello innecesario e infinito, independientemente de si tiene o no inicio o fin, o ambos.
Siempre se ha dicho, ya que las religiones han copado y monopolizado el saber hasta hace pocos decenios, que lo único infinito era "su dios" y todo lo demás era a partir de ahí, de él.
Bien, esto siempre fue una cortapisa para impedir que se propusieran otras alternativas razonables, empíricas o, al menos, científicas. Aunque no tienen porqué ser demostrables, sí lo pueden ser mediante formulaciones lógicas que se corresponden desde la parte al todo, mediante la ayuda de las más elementales reglas de la universalidad que se deducen comunes a todo independientemente de su extensión.
Todo lo que existe es siempre susceptible de ser identificado y, aún por muy inmenso que sea, no tiene porqué ser superior, ni adorado; sólo más grande, aunque lo fuera gigantesco
Anselmo, como todos de su tiempo, carecían de reglas y normas universales y otros principios matemáticos que se dieron luego. Aunque mucho antes, en tiempos de los presocráticos, ya hubo "filósofos científicos” a los que se les echó tierra de por medio para, de forma interesada, sobrevalorar lo que nacía de las mentes perturbadas en someter a los demás con miedos e infundios varios.
Sólo lo que existe en la mente es bastante más ideal que lo que existe en la realidad. Un ejemplo es que nada es más veloz que la velocidad del pensamiento, la cual nos planta en el extremo de nuestro universo o más allá, en la zona inobservable desde la que podríamos observar los acontecimientos de aquí y del otro lado. Pero no por ello es posible...al menos de momento.
d:D´ ha dicho que…
Si algo es grande, lo es dentro, de la mente me refiero, nunca fuera, por muy agujero negro masivo que sea; por muy enjambre de constelaciones que haya, siempre habrá otro más grande. Pero si esto es grande, mayor es el espacio entre cualquier objeto. Si entre objetos hay distancias "insalvables" que requieren tiempo para recorrerlas en espacio, a muy veloz o despacio; tiempo es lo que se hace eterno y no se puede materializar lo que no existe, cómo no existen los unicornios por mucho que los imaginemos, o los hayamos creado a partir de configuraciones diversas. Es un sentimiento demasiado humano creernos que venimos de algo grande cuando, posiblemente, vengamos de algo mucho más pequeño o de diversas partículas muy pequeñas que en unión de otras dieron lugar a este conjunto llamado humano. Pero si a semejanza de ello fuimos hechos, según disciplinas nada científicas y poco creíbles, del tipo teologal; también lo son todos los astros semejanzas de aquel aunque en nada se parezcan a nosotros salvo en esencia elemental y química.
Hay muchas más razones para descabellar el argumento cuando, entonces, fijaban todo de forma antropocentrista y en eso se basaban y fundamentan creyéndose poseedores de un saber de origen dudoso, contradictorio y poco lógico; incluso contra toda regla o norma que intente romper el sentido universal para llegar a conclusiones de caos o de azar como es la teología. Donde todo lo que un doctor en la misma tenga tanta razón como un lego que planteando cualquier conclusión lleguen ambos a la misma meta; pues cualquier cosa nacida del interés y del absurdo es siempre cierta, para ellos, y se puedan ir añadiendo calificativos todos, a miles sin tener en cuenta que la premisa de donde parten, la primera, es falsa. Así cualquiera.
No se trata de radicalismo cuando ellos han radicalizado y han vivido siempre predicando prejuicios, y restricciones en los demás mientras vivían como reyes en baños de oro y multitudes.
Nada les jode más a estos que un no creyente, o un ateo, o un librepensador que les plantee las dudas que ellos con sus acciones vienen dando. Predican sólo con la palabra y cuando se les agotan los argumentos, sean ontológicos, antológicos, o no, dicen que es cuestión de fe.
Ni borracho.
La mayoría de mis amigos ya lo van dejando…
Ya seguiré si me das pie, otro día…
Breves saludos

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