El vértigo de estar en el cosmos

Por fin los niños dormían, pero la noche se presentaba aburrida. Sin ningún proposito en especial saqué el pequeño telescopio que había comprado para observar pajaros. La noche apenas puede mejorar esta mierda de ciudad, pero el telescopio permite mirar más lejos. No sin cierta dificultad, monté el adaptador para la cámara y fue entonces cuando vi el resplandor de la luna.

"Ah cony ! " me dije, y sali al minusculo balcón.





La sombra que la luz del sol proyecta en los crateres de la luna, que no se puede ver a simple vista pero si con un pequeño telescopio como el mio o el de Galileo, sugiere que son estructuras montañosas. Por tanto la luna es un lugar físico, real, tal vez parecido a este, y no una diosa o un adorno en la boveda celeste.

Esto parece poca cosa... pero en tiempos de Galileo hizo reflexionar mucho. Si hubiera podido sacar una foto, tal vez hubiera podido convencer a mas gente... pero ya sabemos como terminó la historia.

A la izquierda de la luna, una estrella brillantísima se abría paso entre la luz de las farolas. ¿ Que será ? No era una estrella, al dirigir el telescopio a ella no veía como un punto de luz, si no que como un disco luminoso, con unas bandas tenues. ¡¡ Jupiter !!

Sopló un poco de viento y en ese momento (por segunda vez en mi vida) sentí claramente el vertigo de estar en el cosmos, sin ninguna bóveda en la cabeza.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Esta foto es una auténtica caña. Lo que hubiera dado Galileo por ella.

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