Sobre la maldad de las plantas
Les parecerá exagerado, pero si lo piensan detenidamente, verán que las plantas son criaturas egoístas y perversas que no piensan más que en imponer su voluntad. Cualquier enredadera, pongamos por caso una hiedra común, tiene por objetivo expandirse sin límite. Las he visto rodear a un árbol y apoderarse de sus miembros hasta asfixiarle, atravesar paredes de piedra y hacer temblar cimientos. Algunas coníferas no vacilan en dejar caer sustancias nocivas junto con sus hojas, para hacer la vida imposible a la hierba que de otro modo crecería a sus pies. Si no somos conscientes de nada de esto -mientras que si apreciamos la maldad humana- es por la lentitud de los movimientos vegetales. De lo contrario, huiríamos al ver a una parra recién nacida. ¿A qué se debe esta ambición ilimitada? ¿ No podría la zarza convivir con la menta y con la ortiga, en lugar de sepultarlas bajo sus ramas ?. Sin duda, si se conformasen con menos, habría sol para todas. De vez en cuando, alguna hiedra mut...